Odontopediatría

La odontopediatría es la rama de la odontología que engloba las enfermedades bucodentales que se desarrollan desde la infancia hasta terminar el crecimiento.
Su objetivo es lograr y preservar la salud en los niños para evitar problemas más graves cuando sean adultos.

A lo largo de nuestra vida presentamos 3 denticiones, la temporal, la mixta y la permanente.
– Temporal: Formada por los dientes de leche, temporales o deciduos.
– Mixta: En esta fase coinciden en la boca dientes de leche y definitivos
– Permanente. Tras la pérdida del último diente de leche.
Debemos comprender que los dientes de leche y los definitivos no erupcionan de forma sincrónica en todos los niños y aunque se pueden establecer valores promedios, son  normales grandes diferencias entre las personas.

Los dientes de leche (temporales) suelen comenzar a erupcionar entre los 6-10 meses y terminar a los 23-33 meses, mientras que los definitivos lo hacen desde los 6 años hasta los 13, sin contar los terceros molares o muelas de juicio.
Respecto a la erupción, no es tan importante el momento de la erupción como que lo hagan en un orden programado para evitar la pérdida de espacio que pueda interferir en la erupción de los dientes vecinos.

Se deben instaurar medidas de higiene desde la aparición del primer diente. Los primeros meses deben de limpiarse los dientes con una gasa humedecida hasta que el niño nos permita limpiarle los dientes con un cepillo. De este modo, durante los 3 primeros años es una tarea que deben de desarrollar los padres, mientras que de 3 a 6 años debe realizarlo el niño y posteriormente ser repasado por los padres. A partir de los 6 años tendrán suficiente habilidad para limpiarse ellos solos, aunque pueden ser supervisados por un adulto.

El uso de pastas dentales debe ser acorde a la edad del niño del siguiente modo:
– 0 a 3 años. Sin flúor, debido al riesgo de deglución.
– 3 a 6 años. Con 1000 ppm de ión flúor
– Mayores de 6 años. De 1450 a 5000 ppm dependiendo del riesgo de caries.

En edades infantiles existen unos hábitos como el uso del chupete y la succión del dedo que si se prolongan en el tiempo pueden provocar patologías o malposiciones de los dientes y de los maxilares como la mordida abierta, deformación del paladar, detener el crecimiento de los maxilares o angular los dientes. La patología más frecuente en los niños está relacionada con la aparición de caries y los traumatismos que precisan atención odontológica.

Caries

La caries es un proceso infeccioso multifactorial que provoca la destrucción de los tejidos dentarios. Una vez instaurada, es un proceso irreversible que seguirá avanzando hasta provocar dolor o la pérdida del diente, por lo que independientemente de la edad del paciente, debe ser tratada.
Para el desarrollo de la caries deben existir:
– Dientes
– Bacterias cariogénicas (Streptococcus Mutans es el más importante)

– Alimentos ricos en carbohidratos
– Factores individuales de predisposición a caries (saliva, fármacos, anatomía del diente, defectos del diente…)

La caries puede aparecer a cualquier edad e incluso en los primeros meses de vida, conocidas como caries del lactante, caries del biberón o caries rampante, que se  caracteriza por ser muy rápida, agresiva y que afectan más a los dientes  anterosuperiores.
Para evitar estas caries en los bebés se debe:

– Limpiar los dientes tras su alimentación con una gasa humedecida o cepillo
– Evitar que se duerman con el biberón
– Impedir que jueguen con el biberón
– No prolongar el uso del biberón e ir sustituyéndolo por un vaso (desde los 8-12
meses).
– No añadir azúcares a los zumos o papillas, ni mojar los chupetes en soluciones
azucaradas (miel, leche condensada, zumo…)

La caries en los niños suele ser de evolución más rápida que en adultos ya que los dientes están menos calcificados y pueden alcanzar la pulpa (el nervio) del diente en menor tiempo, provocando dolor.
A partir de los 6 años suelen comenzar a erupcionar los dientes definitivos y el niño entra  en la fase de la dentición mixta, en la que coinciden dientes de leche (temporales) y dientes definitivos. En esta fase, si el niño presenta caries en los dientes de leche presentará un mayor riesgo de desarrollar caries en los dientes definitivos.

Traumatismos

Los traumatismos pueden ser muy diversos y de diferente gravedad. Se debe acudir inmediatamente al dentista para que el niño sea explorado debido a que el traumatismo puede afectar a los dientes de leche, a los dientes definitivos (aunque no hayan erupcionado), a los maxilares y a los tejidos blandos como encía, labio…

Fluorización

Como hemos comentado, el flúor hace al diente definitivo más resistente a la desmineralización provocada por las bacterias presentes de la placa dental.
Tenemos aportes de flúor en el agua corriente de Euskadi y aunque esta aportación de flúor, junto a una adecuada higiene oral puede ser suficiente para evitar la incidencia de caries, en otras ocasiones es preciso la administración extra de fluor.
Estas dosis extras de flúor es recomendable aplicarlas de manera tópica mediante la utilización de pastas dentífricas, colutorios, barnices, geles, etc… evitando su ingesta, por lo que no están recomendadas en niños pequeños.
Las partículas por millón (ppm) de ion flúor recomendadas en las pastas dentífricas varían dependiendo de la edad y de acuerdo a las recomendaciones de la Sociedad Española de Odontopediatría del 2019, estas deben ser:

– 0 a 3 años. Sin flúor debido al riesgo de deglución.
– 3 a 6 años. Con 1000 ppm de ión flúor
– Mayores de 6 años. De 1450 a 5000 ppm dependiendo del riesgo de caries

Los beneficios del flúor están ampliamente demostrados, pero es de gran importancia no superar unas dosis recomendadas para evitar el riesgo de fluorosis.
Aunque los suplementos de flúor se pueden adquirir en supermercados y farmacias, no debemos olvidarnos que es el odontólogo quién debe prescribir la utilización de los mismos, de acuerdo a la situación, hábitos y riesgos de nuestros hijos.
Fuente: Sociedad española de Odontopediatría

Sellado de fisuras

Es un tratamiento que se realiza únicamente sobre los molares definitivos de pacientes con alto riesgo de caries. Cuando estos molares erupcionan en la cavidad oral aún no han terminado su calcificación, por lo que son más susceptibles al desarrollo de la caries.

Además, los molares en su zona de masticación no son planos, sino que presentan unas fosas y fisuras, que presentan una gran capacidad retentiva de restos de placa y una alta dificultad para su limpieza. Por ello, el 80-90% de la caries de los dientes posteriores comienzan a desarrollarse en estas zonas.
El sellado de fisuras es un tratamiento en el que se coloca un sellador de baja viscosidad, de manera que rellene esos surcos evitando la retención de alimentos y favoreciendo su limpieza, siendo un medio efectivo para la reducción de caries.

Obturaciones

Las bacterias que se depositan sobre los dientes son capaces de descomponer los carbohidratos y crear ácidos que descalcificarán y disolverán el esmalte dentario.
Cuando lo consigue y alcanza la segunda capa del diente, la dentina, precisa la eliminación de la dentina enferma y posteriormente su relleno mediante una obturación (empaste).
La caries es un proceso que seguirá avanzando hasta alcanzar el nervio (pulpa) del diente provocando dolor, por lo que independientemente de la edad del paciente debe ser tratada.
A pesar del tratamiento mediante una obturación, si la caries se ha aproximado mucho a la pulpa, puede provocar una inflamación (pulpitis) reversible o irreversible, que conlleva un aumento de la sensibilidad del diente o incluso la muerte de la pulpa (necrosis).
Por ello en obturaciones muy profundas puede ser preciso la colocación de recubrimientos pulpares, tratando de preservar su vitalidad.