Implantología

Ausencia de un diente

La pérdida de uno o más dientes tiene distintas consecuencias estéticas y funcionales en la cavidad oral:

  1. Los dientes vecinos y el diente antagonista (el contrario) tienden a moverse y separarse, abriendo los puntos de contacto que permitirán la acumulación de alimentos favoreciendo la aparición de caries.
  2. Cada diente en la cavidad oral tiene una función masticatoria de acuerdo a la anatomía que le ha dado la naturaleza; el incisivo corta con su afilado borde, la larga raíz del canino le permite desgarrar mientras que el molar, con sus múltiples raíces, es el responsable de triturar. La pérdida de un diente no implica que dejemos de hacer una función, pero sí que otro diente que no esté preparado asuma la función del diente ausente. Ello favorece la aparición de desgastes, fracturas, recesiones, pérdida ósea, etc…
  3. Cada diente en la cavidad oral tiene una función masticatoria de acuerdo a la anatomía que le ha dado la naturaleza; el incisivo corta con su afilado borde, la larga raíz del canino le permite desgarrar mientras que el molar, con sus múltiples raíces, es el responsable de triturar. La pérdida de un diente no implica que dejemos de hacer una función, pero sí que otro diente que no esté preparado asuma la función del diente ausente. Ello favorece la aparición de desgastes, fracturas, recesiones, pérdida ósea, etc…

Implantes dentales

Los implantes dentales son, en la mayor parte de los casos, la mejor alternativa para rehabilitar los dientes perdidos, ya que es la única que asume cargas de masticación y las transmite al hueso manteniendo su función vital y dificultando su reabsorción. Permiten rehabilitar la pérdida de un solo diente, de varios dientes o incluso, de todos los dientes de la arcada.

Los tratamientos con implantes exigen una alta precisión, para lo cual es imprescindible realizar un adecuado estudio del caso, desde un punto de vista clínico y radiológico.

Los implantes son estructuras biocompatibles de titanio o zirconio que se colocan dentro del hueso imitando a una raíz dentaria.

Tras la colocación del implante, el hueso comienza un proceso de cicatrización (osteointegración) que durará 3 o 4 meses y en el que el hueso, al no reconocer al implante como un elemento ajeno, cicatrizará englobándolo y creando una unión directa y funcional con él.

Una vez finalizada la cicatrización del implante comienza la fase protésica, en la que se debe elaborar un diente que se colocará sobre el implante de manera fija.

En el caso de múltiples ausencias dentarias, los implantes permiten la rehabilitación mediante puentes implantosoportados, que restituirán la función y la estética, también de manera fija.

Cuando la pérdida de dientes afecta a todo el maxilar existen diferentes opciones con implantes, fijas y removibles.
Una opción es la colocación de varios implantes, estratégicamente colocados, para que asuman toda la carga masticatoria mediante una prótesis fija.

Pero también existe la posibilidad de colocar una prótesis removible (de quitar y poner) con un sistema de retención para sujetar la prótesis. Esta opción es muy recomendable en pacientes que están habituados al uso de prótesis completas, pero que tienen dificultad retenerla por la reabsorción ósea.

La selección de uno u otro tipo de rehabilitación depende de diversos factores, entre ellos las necesidades de cada paciente, la disponibilidad ósea, la historia clínica…

Dependiendo del tipo de rehabilitación planificada, se precisa un número de implantes diferente. De este modo, las prótesis fijas completas necesitan de un mayor número de implantes, mientras que en las prótesis removibles el número es menor.

¿Todos los implantes son iguales?

No, por supuesto que no. Existen infinidad de implantes que aunque están hechos de titanio o zirconio, no se parecen en nada.

El grado de titanio utilizado en el implante, su diseño, el grado de rugosidad, su hidrofilia, el tipo de conexión, el diámetro y la longitud, el número de roscas, su angulación… son propiedades que diferencian a los implantes.

Desde la perspectiva clínica lo que nos interesa es que los implantes no se fracturen al someterlos a cargas, que no presenten complicaciones mecánicas, que no favorezcan la adhesión de placa bacteriana, que logren altas estabilidades iniciales, que permitan cirugías guiadas, etc… y para ello, no hay fuente más fiable que la literatura científica, en la que podemos observar que son muy pocas las casas comerciales que realizan estudios a largo plazo de la supervivencia de los implantes, de las complicaciones, de las tasa de éxitos…

Los implantes que utilizamos son de la empresa industrial suiza Straumann. Estos implantes además de ser los más estudiados y documentados a nivel mundial, son los que mejores resultados y menor tasa de complicaciones presentan cuando se han comparado con implantes de otras industrias.

La superficie de estos implantes, conocida como SLA (sand-blasted, acid-etched surface), lleva empleándose más de 25 años debido a que es la que mejores resultados clínicos ha obtenido.

Además su innovación es continua, desarrollando mejoras en los implantes como:

  • SLActive ®. Es un tratamiento sobre la superficie del implante que permite proporcionar unas características hidrofílicas a los implantes acortando los tiempos de osteointegración.
  • Roxolid®. Es la aleación de titanio (85%) y circonio (15%), que ha permitido dotar a los implantes de una resistencia a la fractura nunca antes documentada.
  • Pure Ceramic. Implantes de dióxido de circonio con interesantes propiedades en el sector estético.
  • Straumann guide surgery. Software de cirugía guiada y elaboración de férulas.